Todos los escritores o aspirantes a escritores se enfrentan muchas veces con el fatídico bloqueo, esa temida página en blanco, con el cursor del ordenador parpadeando a un ritmo desafiante. ¿Serás capaz de vencer el síndrome del impostor que va creciendo?
Cuando nos encontramos en esta situación, lo más habitual es forzarnos a sacar algo súper ingenioso, brillante y único. Sin embargo, esto suele llevarnos a desistir y a sentirnos frustrados.
Una buena práctica en este caso es entrenarse con ejercicios de escritura creativa, que funcionarán como disparadores y, sin darte cuenta, estarás escribiendo y planteando historias que pueden ser el inicio de tu libro.
A continuación, te presentamos 6 sencillos ejercicios de escritura creativa:
Contenido:
ToggleSalir a la calle y dejarse inspirar
Lo primero (y mucho mejor que estar sentado delante de un ordenador) es salir a la calle con papel y boli. Apunta con pocas palabras y frases personas y situaciones que te llamen la atención. Con este material, escribe una pequeña historia.
Hacer listas
Puedes hacer una lista de cosas que te gustan y otra de cosas que no, procurando aportar detalles concretos y personales. Déjate llevar por tus propias palabras.
Contar una historia autobiográfica
Busca en la memoria una situación realmente ocurrida y trata de mantener las sensaciones que experimentaste. Esta tarea es útil porque es una gran fuente de inspiración, aunque difícil, ya que nos cuesta manipular historias reales.
Transformar una historia conocida
Un excelente ejercicio cuando estamos bloqueados es elegir un cuento, un relato corto o una fábula que conozcas bien y volver a escribirla cambiando el tiempo, el espacio e incluso los personajes.
Escribir una historia conociendo el final
Otro buen truco para disparar la imaginación es pensar en el final de una historia y, a partir de ahí, sin que los lectores sepan cómo acabará, desarrollarla de manera verosímil para que el desenlace imaginado cuadre perfectamente con el resto de la historia.
Describir personajes en movimiento
En el artículo «¿Cómo crear un personaje literario?» vimos que existen dos tipos de personajes: redondos y planos. En ambos casos, el escritor debe ser capaz de delinear un personaje y sus características a través de sus acciones y no simplemente explicando “cómo se siente”. Para lograr esto, es útil plantear un personaje indefinido en un lugar y tiempo concretos, dejando que interactúe con el contexto y que su comportamiento lo defina.
***
Utiliza algunos de estos ejercicios cuando te encuentres bloqueado. Te ayudarán a superar el momento y a no desconfiar de tus capacidades. ¿Cuál te parece más efectivo? ¡Te leo en los comentarios!