La historia de la literatura del siglo XX está repleta de nombres brillantes, obras magistrales y revoluciones estéticas que marcaron el rumbo de la escritura contemporánea. Sin embargo, bajo el relato hegemónico, persiste una ausencia notable: la de muchas escritoras que, a pesar de haber producido obras de gran valor literario, han sido relegadas a un segundo plano.
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ToggleLas razones del olvido
La invisibilización de autoras no responde a una causa única, sino a un conjunto de factores estructurales que condicionaron su recepción y su transmisibilidad en el tiempo. Algunas de las principales causas son:
- El canon literario patriarcal, consolidado en instituciones educativas, críticas literarias y editoriales que priorizaron voces masculinas.
- La precariedad económica y social, que limitó el acceso de muchas mujeres a la educación superior, a redes de publicación y a espacios de consagración.
- La asociación entre «literatura femenina» y géneros menores como el diario, la carta o la novela sentimental, subestimados por la crítica durante décadas.
- La censura política o moral, especialmente en contextos de dictaduras, guerras o conservadurismos sociales.
Este conjunto de variables explican por qué muchas autoras fueron celebradas en vida y luego silenciadas, o directamente ignoradas desde el inicio. A continuación, se presentan algunos ejemplos significativos.
Jean Rhys: la otra cara de Jane Eyre
Nacida en Dominica en 1890 y fallecida en 1979, Jean Rhys es una de las autoras más potentes del modernismo anglosajón. Su novela más conocida, Wide Sargasso Sea (1966), reescribe la historia de Bertha Mason, la mujer loca encerrada en el ático en Jane Eyre de Charlotte Brontë. Rhys ofrece una mirada descolonizadora y feminista que reinterpreta el canon desde los márgenes. Sin embargo, su reconocimiento fue tardío: pasó décadas en el olvido antes de ser redescubierta en los años 70.
Clarice Lispector: una voz inclasificable
Brasileña de origen ucraniano, Clarice Lispector (1920-1977) desarrolló una prosa introspectiva, cargada de exploraciones filosóficas, existenciales y lingüísticas. Obras como La hora de la estrella o Cerca del corazón salvaje fueron celebradas en Brasil, pero tardaron décadas en ser traducidas y apreciadas fuera del ámbito lusófono. Su condición de mujer, inmigrante y escritora de lo introspectivo dificultó su integración en el canon universal.
Anna Kavan: ciencia ficción desde la alienación
Anna Kavan (1901-1968) es una de las autoras más inclasificables del siglo XX. Su novela Ice (1967) es una distopía poética que explora el trauma, la guerra fría y el colapso emocional desde una óptica radicalmente personal. Kavan luchó contra la enfermedad mental y la adicción a la heroína, lo que marcó profundamente su obra. Aunque ha sido recuperada en épocas recientes, su nombre sigue siendo menor frente a autores masculinos de ciencia ficción.
Mercè Rodoreda: memoria, guerra y exilio
En el ámbito catalán, Mercè Rodoreda (1908-1983) es una figura imprescindible. Su novela La plaza del Diamante es una de las grandes obras de la posguerra europea, escrita desde el exilio y con una mirada centrada en la experiencia femenina durante el conflicto. A pesar de su calidad literaria, su reconocimiento internacional ha sido limitado, en parte por escribir en una lengua minoritaria y desde una posición política disidente.
Goliarda Sapienza: una vida contra el sistema
Autora italiana nacida en 1924, Goliarda Sapienza fue ignorada por la crítica durante décadas. Su novela más conocida, El arte de la alegría, fue rechazada por editoriales hasta ser publicada póstumamente. La obra, que narra la vida de una mujer desde la Sicilia de principios de siglo hasta el fascismo, es una celebración de la libertad individual y la insubordinación. Su olvido responde en parte a que desafió las convenciones tanto literarias como morales de su tiempo.
Una revisión necesaria para el presente
Recuperar a estas autoras no es un gesto de caridad ni de corrección histórica, sino una exigencia de justicia literaria. Sus obras no sólo tienen valor estético, sino que expanden los horizontes temáticos y formales de la literatura del siglo XX. Releerlas implica también repensar qué entendemos por «clásico», cómo se construye el canon y quién decide qué merece ser transmitido.
En este sentido, el término «Grandes autoras olvidadas del siglo XX» no remite sólo a una categoría bibliográfica, sino a una pregunta cultural y política sobre la memoria, la identidad y la justicia en el mundo literario.
Leer a estas autoras es una forma de reescribir la historia desde los márgenes. En sus palabras resuenan ecos de luchas no terminadas, de territorios literarios que merecen ser descubiertos, y de una sensibilidad que anticipa muchas de las discusiones actuales en torno a género, poder y lenguaje.
Una reflexión final
El olvido de estas autoras no es una anécdota del pasado, sino una advertencia sobre los mecanismos de exclusión que aún operan en la cultura. A medida que se reeditan sus obras, que se traducen a nuevas lenguas y se incorporan a los planes de estudio, también se construye una literatura más amplia, diversa y representativa. Recuperarlas no es solo leerlas: es entender por qué desaparecieron y qué nos dice su retorno sobre el presente.
En Slowtales, seguir explorando estos caminos forma parte de nuestro compromiso con una literatura plural, abierta y consciente de sus silencios.